A veces pienso que la predicción económica tiene como función única que la astrología parezca algo respetable. Nos lo hemos ganado a pulso. Tengan en cuenta que si preguntas a tres economistas por una misma cuestión, obtendrás cinco respuestas distintas. Por eso no espero aprobación por cuanto pueda decirles. Sin embargo, hay ocasiones en que una información (aunque venga de un analista) puede resultar muy útil para despejar dudas. Esta información que les voy a proporcionar me la ha facilitado mi buen amigo, y mejor profesional, Carlos Cuesta, de Mirabaud, a quien agradezco la prontitud con que entrega los datos. Y, aunque nuestras interpretaciones puedan diferir, les aseguro que gracias a dicha información me he podido dar un paseo virtual por el nutrido y representativo tejido empresarial de las pequeñas y medianas empresas de los Estados Unidos. Es como si me hubiera reunido con el representante de los pequeños empresarios del país. Un tipo llamado John Smith. Contratista de mediana edad, con el que me habría citado para almorzar los típicos huevos revueltos y beber café americano en un bar en donde la dueña hace las veces de camarera y de contable. Todo muy americano. Muy representativo de la realidad. De ahí lo útil de la información que les voy a revelar. En cambio, si me hubiera reunido con el representante de
los grandes empresarios del país, éste me hubiera citado en un local híbrido de art nouveau y frío diseño futurista de ciencia ficción basado en formas de huevo. Y todo, para darme una visión sesgada e incompleta de la realidad del país. Definitivamente, mejor el contratista para hacerme una idea de como van realmente las cosas. El almuerzo vendría a haber sido algo así:
– John, gracias por atenderme –le dije con una voz oxidada, en parte por los nervios, en parte por el mal gusto del café-.
– Usted dirá –respondió mientras miraba su reloj de forma poco disimulada-.
– Sólo pretendo hacerle cuatro preguntas muy concretas. Para cuando me haya respondido a la última, me habré esfumado. –El tipo sonrió con una burlona muestra de oficiosidad-
-Pues adelante Fusté. ¡Dispare! –el hombre no quería alargar el tema mas allá de lo estrictamente necesario. Definitivamente, no me iba a invitar a una barbacoa en su jardín el domingo-.
– De acuerdo. Si le parece, vamos con la primera pregunta. ¿El lobby al que usted representa, el de las pequeñas empresas del país, diría que se muestra preocupado por la evolución de las ventas?
– En el 2010 hubo gran preocupación. Hubo una parálisis. Pero desde entonces ha habido una gradual y constante recuperación. Hoy tenemos muy buenos ritmos de facturación, y ya llevamos así un cierto tiempo. Los stocks salen, y estamos en niveles de ventas previos a la crisis.
– ¡Sorprendente! Y dígame, ¿Les preocupa quizá que la subida de la Fed acabe perjudicándoles? ¿Créditos más caros? ¿Menor financiación?
– No he detectado entre los empresarios una preocupación por el crédito. Todos parecen estar muy tranquilos en términos de acceso a la financiación. De hecho, este es el tema que menos preocupa hoy a los empresarios.
– Gracias John. ¿Quizá en el ámbito fiscal, los empresarios sientan cierta sensación de ahogo por los impuestos? ¿Les preocupa eso?
– Mire, Fusté. El tema de los impuestos no le gusta a nadie, y menos a los empresarios. Pero puedo asegurarle que el grado de preocupación de nuestros afiliados es hoy similar al que pudiera darse en la década de los 80 o los 90. Los impuestos no nos preocupan más que en el pasado.
– ¡Caramba! No están preocupados por las ventas, ni la financiación, ni los impuestos. ¡Parecería que todo está fantástico! –dije no sin cierta ironía-.
– Hay una cosa que nos preocupa –me interrumpió antes de que pudiera borrar el sarcasmo de mi cara-
– ¿Sí? ¿Y puedo saber qué? –pregunté no sin cierta curiosidad-
-Verá, estamos teniendo dificultades en encontrar trabajadores cualificados. Ya el año pasado era muy complicado encontrar buenos trabajadores para cubrir las vacantes.
– ¡Curioso! ¿A qué cree que se debe eso, Sr. Smith?
– Verá, es complicado. Yo no entiendo mucho de macroeconomía pero puedo asegurarle que los empresarios americanos cada vez transmiten con mayor insistencia su preocupación por las dificultades a la hora de encontrar y contratar trabajadores cualificados. Le voy a dar un dato: la creación de nuevos empleos por parte de nuestros afiliados sigue firme, y ya el 25% de nuestras empresas tiene vacantes que cubrir y no pueden hacerlo de forma inmediata. ¿Entiende ahora por qué los ritmos de contratación han caído recientemente a 140.000 mensuales? No es un problema de que los empresarios no quieran contratar. Tiene que ver con que los asalariados en el país han alcanzado la cifra de 148 millones. ¡Diablos, esa es una cifra de asalariados incluso superior a la de Agosto de 2008! Y ese fue el mejor momento de la historia en el mercado laboral del país. Mire, supongo que todo el mundo está ya trabajando, y por lo tanto, hay ya menos candidatos cualificados para cubrir cada puesto vacante.
– Muchas gracias John por haberme concedido su tiempo. La información que me ha proporcionado desde su posición privilegiada es bastante concluyente y me ayudará a establecer una visión bastante objetiva de la realidad. Mis clientes se lo agradecerán.
– ¿Puedo saber cuales van a ser algunas de sus conclusiones? –detecté un repentino interés en su cara, lo que me obligó a complacerle con una breve respuesta-
– ¡Por supuesto! En esencia, lo que usted me ha dicho me va a servir para responder a algunos analistas que afirman que la economía USA tiene hoy una mala salud. Gracias a la información que su patronal me ha facilitado, podré decirles que para tener una mala salud, ésta es una mala salud de hierro.
Este diálogo virtual es el reflejo fiel de los resultados de la encuesta del NFIB realizada a los pequeños empresarios norteamericanos sobre sus principales preocupaciones (ver gráfico). ¡Palabra de John Smith!