María Muñoz, banquera personal senior de Andbank España
Valenciana en Madrid, banquera personal, cocinera o tuitera de referencia en economía, son solo algunas de las pinceladas que definen a María, una mujer «exigente, responsable, reflexiva y muy práctica» como ella misma se ve, y remata entre risas: ¡un caos organizado!
En Andbank trata a diario con clientes para hacerles más fácil la gestión de sus inversiones: «Me llena de satisfacción aportar mi granito de arena a incrementar la mermada confianza que los usuarios y clientes de banca tienen hacia el mundo financiero. Yo me esfuerzo a diario por intentar ganar esa confianza. Me gusta sentirme útil y pensar que, desde esta profesión a veces no muy bien vista, se pueden hacer cosas buenas por la sociedad».
Lleva quince años dedicada al mercado y a sus clientes, «mi trabajo -apunta- consiste en ver, escuchar, analizar y asesorar». Combina su faceta como banquera personal con una prolija actividad en Twitter, donde ha sido reconocida y premiada durante 5 ediciones consecutivas como ‘Tweco‘, tuiteros imprescindibles para seguir la economía. «Mi día a día es larguísimo, desde las ocho de la mañana contando la actualidad financiera en Twitter, pasando por meeting de mercados con el equipo de Análisis, reuniones internas, encuentros con clientes y colaboraciones con medios económicos. Un completo, vamos». Y, aunque a veces el nivel de estrés es alto, ella reconoce que «le va la marcha»: «Me encantan los días emocionantes, en los que hay acontecimientos que mantienen en vilo a los mercados y a los inversores: un referéndum, un Brexit, una elecciones, una reunión de la FED, unas palabras de Draghi o el rescate de un banco. No soy masoca, no. Son días duros de trabajo pero interesantes a nivel profesional. Digamos que si no pasa nada, me aburro. Disfruto al máximo transmitiendo todo estos acontecimientos y sus consecuencias en los mercados tanto a mis clientes como en redes sociales o en medios. Si no pasase nada, ¿de qué hablaría? ;)».
María se reconoce activa y quizá también por ello algo impaciente: «No llevo bien el trabajo poco ágil, los cuellos de botella y el tener que esperar a que otros hagan su trabajo para poder avanzar con el mío. Estoy acostumbrada a la instantaneidad, a la inmediatez: un click, pim-pam, comprar y vender, pim-pam, un tuit; esto me hace muy práctica, pero también impaciente».
Profesional de un mundo complejo como el financiero, su bandera es simplificar las cosas para que la mayoría del público pueda entenderlas, no en vano en su cuenta de Twitter prima la etiqueta #CulturaFinanciera. «La empatía y la capacidad de síntesis me permiten ser buena comunicadora, adaptándome siempre al público al que me dirijo e intentando hacer fácil lo difícil. Esto no viene solo por obra del espíritu santo, es fruto de trabajo y esfuerzo. Decía Einstein que ‘Si no lo puedes explicar de forma sencilla, es que no lo has entendido bien'».
En su trabajo diario, María trata de normalizar la relación de las personas con el dinero: «Hablar de dinero sigue siendo tabú, igual que hablar de sexo, en determinados foros o ambientes. Decir que tienes ingresos, que tienes un patrimonio, que has recibido una herencia o que te ha tocado la lotería no parece que esté muy bien visto hoy en día (es uno de los principios del buen progre), pero lo cierto es que todos en algún momento de nuestra vida, en mayor o menor medida, vamos a necesitar acudir a una entidad financiera, planificar un ahorro, gestionar unos ingresos y unos gastos, recibir asesoramiento para sacar rendimiento a nuestro capital… todos vamos a tener que hablar de dinero!!
En Twitter, donde se ha dado a conocer como @mariadelamiel, además de haber aglutinado alrededor de sus comentarios una comunidad de más de 34.000 seguidores, ha hecho buenos amigos, con los que ha compartido alguna que otra paella que ella misma les ha cocinado: «Intento tener vida más allá de las redes sociales, que si no uno pierde la noción de la realidad. ¡Pero lo que más me gusta es haber conseguido tener vida personal con gente que he conocido en el mundo virtual!».
Y es que una de las grandes pasiones de María es la cocina. «En cuanto puedo, cocino» repite como un mantra que le proporciona grandes satisfacciones: «Es algo que me ha gustado y me ha acompañado desde niña. Me hace sentirme cerca de mis abuelas, de mi familia, del hogar. No recuerdo haberme aficionado, yo creo que nací así… debe ser heredado, mi padre ya quiso ser cocinero pero mis abuelos le ‘recomendaron’ estudiar. Me atrevo a cocinar cualquier cosa, siempre dentro de la cocina tradicional, soy poco de vanguardia. Lo que me sale de rechupete y me encanta cocinar es el arroz, como buena valenciana; son mis recetas estrella. Un buen sofrito y un buen caldo hacen excelente cualquier arroz, meloso, caldoso, paellas». La cocina le ayuda a abstraerse del estrés cotidiano «la cocina me obliga a detenerme, a olvidarme de esta inmediatez que me gusta en mi trabajo, la María cocinera es la antítesis de la María banquera», pero no evita establecer un paralelismo entre su trabajo como banquera personal y un buen guiso: «Un caldo potente con mucho sabor a confianza, fruto del chup-chup de un sofrito de transparencia, empatía y profesionalidad»
En el ámbito personal, María destaca la importancia de sus seres queridos: «Es mi motor, lo que me hace esforzarme, crecer, tratar de ser mejor persona, generosa, comprensiva y paciente. Agradezco a diario la familia y los amigos que tengo por duplicado!!! (en Valencia y en Madrid)». Lleva seis años viviendo en Madrid y, aunque echa de menos su ciudad natal, valora lo que le ha aportado el lugar donde hoy reside: «Sigo echando de menos mi tierra como el primer día. Madrid me ha hecho renunciar a muchas cosas, pero me ha dado otras. De Valencia añoro el clima, la luz y el mar y, por supuesto, a los míos. Madrid me ha dado grandes oportunidades en carrera profesional y me ha ‘puesto las pilas’ para crecer como persona. Nadie ha dicho aquí que esto haya sido fácil».
Tampoco fue fácil lidiar con una lesión de espalda hace años pero hoy está superada y esta valenciana activa acude al gimnasio a diario: «Día que no entreno, día que me siento mal. Me hace sentir bien, es el momento del día sólo para mi. Sin teléfonos, sin cobertura, sin gente… solo tú, tu cuerpo y tu mente. No pude practicar ningún deporte de pequeña por una lesión en la espalda que me obligó a llevar esos feos aparatos de hierros casi durante una década. Mi cuerpo se había quedado débil y ya no aguantaba el estrés, las horas sentada en la oficina, ni los años (jajajaja) así que con 30 años decidí que por fin era hora de fortalecer mis músculos. ¡Y ya no he podido dejarlo!».
A lo largo de su vida, María ha vivido experiencias personales que le han dejado huella: «Viví una preciosa experiencia hace 10 años viajando por tres meses a Anantapur, India, con la Fundación Vicente Ferrer. Puedo decir que ese viaje me cambió literalmente la vida. Mi vida ya no volvió a ser igual. Son experiencias espirituales profundas que producen catarsis personales. Mi percepción de la vida cambió, mi lista de valores también, mis principios… todo».
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