Ignacio del Río, director de Contabilidad y Reporting
Crear un ambiente de trabajo saludable es, para Nacho del Río, la base para afrontar el día a día con ganas y una garantía para mantener alejado el estrés. «Mi trabajo en el banco está orientado a obtener los datos de medición, evolución y comparación mas relevantes para el cuerpo directivo y para los organismos reguladores. Nuestro día a día es cíclico: en los primeros días del mes todos trabajamos para obtener la cuenta de resultados y el balance de cierre mensual. A partir de entonces el trabajo se disgrega y se divide. entre otras tareas, entre el envío de información a los organismos reguladores o los pagos de facturas e impuestos. Lo que más valoro es la relación con mis compañeros porque hemos sabido crear un ambiente de trabajo saludable que nos ayuda a superar los momentos de estrés, que los hay ¡y no pocos! Lo que menos me gusta son los rígidos plazos que tenemos que cumplir mensualmente, tanto internos como externos».
Aunque trabajar con números pueda parecer una actividad individualista, nada más lejos de la realidad si escuchamos a este madrileño que repite una y otra vez la palabra ‘equipo’: «Los problemas que se plantean en el equipo se resuelven igualmente como equipo. Lo habitual es que la solución se proponga desde dentro y se plantee como grupo». «Pienso que mis puntos fuertes son la constancia, la humildad, el trabajo en equipo y las ganas de aprender. Intento ser buen compañero y considero fundamental el buen trabajo en equipo y el esfuerzo».
Dentro de ese espíritu de colaboración, Nacho aporta su granito de arena en el ámbito social: «Me gusta el voluntariado, estas ultimas Navidades participamos en la clasificación de alimentos para el Banco de Alimentos de Madrid. También dono toda la ropa que no necesito a la Organización Humana y colaboro económicamente con Unicef. Participar en este tipo de iniciativas es fundamental, una pequeña aportación de todos supone un gran paso para las personas que lo necesitan. Realmente me gustaría hacerlo mas habitualmente».
Además de realizar una tarea tan sesuda como llevar la contabilidad de un banco, Nacho se divierte a lo Fred Astaire, con unos zapatos de claqué puestos: «He empezado este año las clases y me resulta muy divertido. Mi afición al claqué viene de hace mucho tiempo, desde pequeño me llamaban la atención las películas de Gene Kelly y Ginger Rogers. Estas Navidades me regalaron unas clases y me gusta mucho pero es difícil, requiere mucha coordinación».
Aunque, como él mismo reconoce, su mayor afición es el baloncesto: «Soy abonado del Real Madrid desde 2013. He hecho algunos viajes para ver sus partidos y algunos de la Selección española. Recuerdo de forma especial el viaje que hicimos a Londres para ver la final de los Juegos Olímpicos, ¡estuvimos muy cerca de ganar a la selección de Estados Unidos! Pero me gusta hacer cosas diversas, probarlo todo, también me encanta salir al campo y hacer actividades al aire libre con mi familia, mis cuatro sobrinos y mis amigos».
Al hablar de deporte, vuelve a aparecer la palabra equipo: «me han gustado siempre los deportes de equipo, he practicado baloncesto y fútbol sala, principalmente. Me gustan porque siempre hay sitio para todos: la defensa, el ataque, puntos de individualismo… es claramente trasladable al ámbito laboral. Todos somos fundamentales en lo que aportamos y no hay tarea para mí que sea menos relevante dentro de las que realizamos».
Nacho forma también buen equipo con su pareja y sabe valorar el entorno familiar en el que creció: «Mi pareja es el punto de apoyo. Me ayuda a superar los momentos difíciles y a pasar los mejores momentos de mi vida. Nos complementamos muy bien y seguiremos juntos el camino. La familia es la referencia; de dónde vienes y hacia dónde quieres ir. Pertenezco a una familia trabajadora en la que se dedicaron los principales esfuerzos a la educación de mis hermanas y mía, y siempre estaré muy agradecido a mis padres por esto».
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