Cecilia Vindel, directora de la asesoría jurídica de Andbank España
Estar al frente de la asesoría jurídica de un banco no es, en contra de lo que pudiera parecer, algo aburrido, al menos para Cecilia: «lo que hace interesante mi trabajo es que nunca es igual, hay días más tranquilos en los que me puedo sentar a pensar, redactar y leer, a contestar los correos con las consultas que recibo, a hablar con mi gente para fijar criterios, resolver dudas y solucionar juntos los retos que nos proponen cada día. Otros días son la locura: teléfonos que no dejan de sonar, reuniones encadenadas, comités, consultas por los pasillos, aprovechando que alguien te encuentra en la impresora o camino de alguna reunión, días en los que a veces me he olvidado hasta de comer y cuando me siento por fin en mi sitio, a última hora de la tarde o primera de la noche, según se mire, tengo la sensación de haberlo hecho todo pero no haber rematado nada. Y entonces te llega un email dándote las gracias por algo que has hecho y piensas que toda la locura ha merecido la pena».
Trabaja en banca desde hace diecisiete años y reconoce que «este sector nuestro no es fácil porque cambia constantemente y la avalancha de regulación con la que tenemos que convivir no es sencilla de superar». Algo que se consigue estando rodeada de un buen equipo: «hay días que me siento como en un triatlón, pero tengo la gran suerte de contar en mi departamento con un equipo de compañeros absolutamente fantásticos con los que cada día me tiro al agua sin pensar porque sé que están ahí conmigo, en cada brazada, en cada zancada y en cada pedalada hasta llegar a la meta; maltrechos y agotados, pero hombro con hombro. Soy muy afortunada, desde aquí les doy las gracias por estar ahí conmigo cada día. Ninguna empresa es perfecta, y quien diga lo contrario, miente cual bellaco. Por eso en Andbank compensamos nuestras pequeñas imperfecciones con un equipo de personas excepcionales que hacen de este banco una gran empresa».
Se considera una persona positiva, que hace uso a diario de su creatividad y ganas de solucionar las cosas, pero reconoce también que a veces le sale el carácter: «con una sonrisa se consigue mucho más que con un gruñido…aunque confieso que a veces se me escapan. Soy hija de madre castellana, las cosas claras y el chocolate espeso; cuando intentan hacerme comulgar con ruedas de molino, me sale la hidra que todos llevamos dentro. Pero soy de enfado corto, en seguida me puede la positividad y termino volviendo a la sonrisa. Creo que en el trabajo no sirve de nada buscar culpables, endosar el problema a otro y técnicas del estilo. Hay que mirar siempre hacia adelante, buscar el origen del problema y sentarte con quien haga falta para solucionarlo e intentar que no vuelva a pasar».
Para afrontar el estrés del día a día, Cecilia ha encontrado sus propias válvulas de escape: «siempre hay algún compañero/a dispuesto a tomarse un café o un té contigo en la cocina para hacerte olvidar el estrés. Y si eso no funciona, me voy a mediodía a mi clase de zumba y zumbeando suave, suavesito se pasa todo. Voy al gimnasio a mediodía, a nadar, zumbear y hacer pilates, para cuidar mi espalda y despejar mi mente. Me da la vida. He intentado correr, pero no es lo mío. ¡A mí lo que me gusta es bailar!
Aunque su afición preferida es la lectura: «en mi tiempo libre lo que más me gusta es leer, leer y leer. Confieso que devoro los libros, pero tienen que ser de papel. No quiero libros electrónicos, lo siento, soy de la generación de la EGB. Mi marido dice que como siga comprando libros no va a quedar sitio para todo lo demás en casa. Me encantan los libros históricos y la novela negra de autores escandinavos. No me canso de leer, lo heredé de mi padre y mi pasión la ha heredado mi hija y además la comparto con mi marido, ¿qué más se puede pedir? También me gusta dedicarle tiempo al arte, bien en algún museo, bien viajando por el mundo viendo maravillas. Ojo, que no hace falta irse al otro lado del mundo. En España hay sitios maravillosos muy cerquita de casa y en los que puedes disfrutar de historia, arte, gastronomía y naturaleza. Este país es un lujo y una preciosidad. También hemos estado en muchos sitios de Europa, alguno en Africa y en América (¡Viva Méjico lindo!). Pero tengo un viaje pendiente que quiero hacer solo con mi mejor amiga, a la India. Estamos en ello. No se cómo, ni cuándo, pero lo haremos cuando consigamos que nuestros maridos y nuestros hijos adolescentes nos dejen irnos tan lejos».
Aunque no para ese viaje en concreto, su familia es su mejor compañía: «mi familia es el centro de mi vida, la razón de todo. Mi marido y mi hija son lo mejor que me ha pasado, el mayor regalo, no concibo la vida sin ellos. Cada día doy gracias a Dios por tenerlos. No me canso de darles besos y abrazos, mi hija dice que soy una pesada, pero es que soy una mujer muy afortunada y necesito compartir mi felicidad con ellos. Y los amigos son una parte muy importante de mi vida porque están ahí para escucharte cuando necesitas hablar, para reír contigo cuando eres feliz y para llorar a tu lado cuando vienen curvas».
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