Cuando en enero el Secretario del Tesoro Mnuchin no disimuló su preferencia por un dólar débil, se abrió (y el 99% de la gente no es consciente) la puerta a la inestabilidad en los mercados.

Viajemos atrás en el tiempo. Los acuerdos del Plaza y del Louvre (del 85 y el 87 respectivamente) fueron programas conjuntos entre los grandes bancos centrales para estabilizar-normalizar los tipos de cambio. Cuando Alemania decidió romper los acuerdos del Plaza, y el secretario del Tesoro Norteamericano James Baker criticó ferozmente al Buba, de-facto comunicó al mundo inversor que el acuerdo había finalizado. Siguió el “Black Monday”. Está claro que al mercado no le sentó bien que este acuerdo saltara por los aires.

Los lectores regulares ya sabrán lo que he venido informando desde Febrero de 2016, cuando los acuerdos de Shanghai se cerraron entre los principales bancos centrales, y en virtud del cual se acordó mantener restringida la volatilidad en los tipos de cambio. O dicho de otra manera, evitar una guerra de divisas.

Bien, nuestro amigo Mnuchin, con sus declaraciones, pareció traer a la memoria de muchos inversores los episodios del 87, y puso en alerta máxima a muchos agentes de mercados y bancos de inversión (temerosos de que, con sus palabras, estuviera insinuando el fin de los acuerdos de Shanghai, y con ello el retorno de la volatilidad cambiaria que tanto asusta a los mercados). Solo cabe recordar la agria respuesta de Draghi a tan desafortunada intervención del Secretario del Tesoro.

En este sentido, debo decir, tras hablar con dos viejos conocidos del mercado de divisas, que el testimonio de Powell de ayer resultó ser crucial (mucho más de lo que ustedes imaginan).

Con su tono firme, poco ambiguo y marginalmente más hawkish, Powell alejó las conjeturas de Mnuchin, y alentó la “hermandad” entre los bancos centrales. Es decir, mantuvo vivo el espíritu de los acuerdos de Shanghai , y por ende, apostó por mantener a raya la volatilidad cambiaria. Powell vino a señalizar, con su testimonio, que no dejará caer al dólar (por mucho que Mnuchin insista), algo que los mercados de Equity (preferiblemente Europa y Japón) deberían celebrar.

 

¿Por qué?

  • La mayor amenaza para esos mercados sería un dólar demasiado barato. (Y ahí respondo a un miembro del comité de inversiones que ayer apuntó sobre el underperformance de Europa respecto USA, a pesar de que vemos más valor en Europa). Detrás de esa tendencia de un underperformance en Europa estaría supuestamente un dólar demasiado barato, así como la percepción de que los acuerdos de Shanghai saltaran por los aires.
  • Los índices Europa y Japón, tal y como acertadamente apunta una de mis fuentes hoy, están cargados de Bancos, que por cierto, vienen sufriendo las vicisitudes de una política de tipos negativos y curvas planas. El destino de los bancos pudiera cambiar a mejor si estas políticas monetarias cambiasen; pero una cosa tengo clara: con un dólar barato, las probabilidades de un cambio en política monetaria estaban entre cero, o ninguna. Así pues, con su testimonio, Powell facilitó (acercó) el día para el cambio de política monetaria en Europa y Japón, y con ello, aclaró el horizonte para los bancos (Europeos y Japoneses)

Dicho simple, y llanamente, considero el testimonio de Powell de ayer como algo muy positivo.

Tranquilidad pues, en estos tiempos movidos.