Como ya deben saber, los demócratas han arrebatado el control de la Cámara de Representantes, pero los Republicanos expanden su mayoría en el Senado. El resultado más esperado. El aspecto desfavorable es que ello nos deja ante una legislatura bicameral, que en palabras llanas significa un bloqueo legislativo. Si bien la historia nos muestra que el bloqueo (o Gridlock) no ha sido negativo por lo general, en esta ocasión parece que afectará a importantes medidas pro-mercado. Pero incluso dentro de lo tedioso del previsible bloqueo, uno puede ver algo positivo en esta ocasión. Y es que en el inevitable entorno de menores cambios regulatorios, sabiendo que venimos de dos años en los que el caudal de nuevas leyes ha descendido dramáticamente, significa que parece improbable que el afán regulatorio recobre importancia. Esto es importante pues el descenso reciente en la presión normativa nos ha dejado en un entorno aún favorable para la inversión, y ese es hoy nuestro punto de partida. Por el contrario, una victoria de los Demócratas en ambas cámaras hubiera supuesto el retorno de la apetencia normativa. Quédense con esa idea como el mejor resumen después de proceso.
Hay colegas de profesión que incluso me han comentado que una victoria total de Trump hubiera resultado perjudicial para los mercados. Tiene que haber opiniones para todo. Su argumento es que no está claro que un nuevo recorte en impuestos, o cualquier impulso fiscal, se hubiera tomado favorablemente por los mercados. Bueno. Yo tengo una opinión muy clara al respecto, y no es precisamente esa.
La parte positiva del resultado (en mi humilde opinión, si me lo permiten) es que en ausencia de grandes cambios legales que supongan un estímulo fiscal, los tipos de interés (cortos y largos) debieran ahora mostrar una senda más estable. Es decir, el repunte en las tasas del Treasury 10 NO debiera suponer ya una preocupación; o al menos, una menor. Esto es importante pues la tasa de interés en el UST10 ha venido siendo una gran preocupación para los inversores.
La rebaja impositiva del último año sirvió para mejorar productividad (ayudando a contener inflación), pero no está claro si una nueva rebaja impositiva hubiera tenido el mismo impacto favorable en productividad (ya saben, por aquello de la contribución marginal decreciente), y por el contrario pudiera haberse trasladado a precios, con el consecuente aumento en tasas. Sí. Creo que podemos decir hoy que una pausa en el estímulo fiscal resultará en un mejor anclaje de expectativas de precios para la Fed y los inversores, resultando en un comportamiento más moderado en tipos a corto y a largo. Y eso, es bueno.
Otro aspecto que me explicaban esta mañana, es que el bloqueo político provocará que los únicos cambios regulatorios se darán en áreas en las que ambos partidos se vean beneficiados: créditos impositivos a individuos (para muchos una forma mejor de aumentar la renta disponible), salario mínimo, aunque claramente ahora de forma menos agresiva. Ello significa que los sectores sensibles como servicios o retailers ya no están en peligro inminente. Recuerden que la propuesta de los demócratas de subir el salario mínimo de $7.25 a $15 por hora, hubiera supuesto un duro golpe para sus márgenes.
¿Cómo se tomarán los empresarios e inversores la previsible pausa en cambios legales? Bueno, creo que son conscientes de que el entorno regulatorio actual, tras dos años de relajación normativa, sigue siendo favorable para la inversión; al menos más que hace dos años. Este es el punto de partida en el que se moverán los empresarios en el resto de legislatura. Un punto de partida que el propio bloqueo hace que sea estable. Las condiciones financieras (tasas) también parece que serán ahora más estables. La estabilidad siempre es grata.
¿Qué hay de los otros riesgos? En el ámbito del conflicto comercial, como ya comenté en mi nota de ayer, el presidente Trump parece estar muy enfocado en la evolución del mercado como reflejo de la economía. Es por ello que, ante cualquier caída prolongada, Trump pueda hacer uso de políticas en aquellas áreas en las que tienen libertad de acción, y así tratar de levantar de nuevo a los mercados. Dichas áreas son comercio y política exterior. Si su aparente obsesión con los mercados es cierta (y así lo creo, pues Trump parece más un deal-maker que un ideólogo), podríamos ver pasos favorables a mercados en estas dos áreas. En este sentido, no me sorprende el tuit que hizo en relación a un acercamiento hacia China, de cara al G20 que se celebrará en Buenos Aires.
Cordiales saludos
Álex Fusté
Economista jefe de Andbank