El cambio climático es percibido ya de forma generalizada como una amenaza a nuestro planeta y a nuestra forma de vida. El reto hoy es aportar desde todos los ámbitos para reducir el impacto de la actividad del hombre en la Tierra. Desde la inversión podemos adoptar un papel activo, invirtiendo en compañías que cumplan en su actividad con criterios ESG: medioambientales, sociales y de buen gobierno empresarial, o bien buscando un impacto directo de nuestra inversión en proyectos que apuesten por innovación, medioambiente, derechos humanos, lucha contra el cáncer y otras muchas aportaciones a la sociedad del futuro. También participando cada uno desde su estilo de vida en difundir conceptos como economía circular, inversión responsable o transición energética.