Entrevistamos a Fernando Hernández, Rubén de la Torre y David Tomás Navarro, parte del equipo que está detrás de la gestión estratégica y operativa del fondo Global Sustanaible Impact, gestionado por Andbank Wealth Management.
/ La ESG se está convirtiendo en un factor determinante a la hora de invertir ¿cuáles son las oportunidades que ofrece?
F. H.: No hay empresas cotizadas de mediana y alta capitalización que no contemplen los criterios medioambientales, sociales y de buen Gobierno corporativo, tanto en medición allá donde sea posible, como en objetivos de mejora de los mismos. Puede haber empresas más pequeñas que aún no los incorporen explícitamente, pero lo acabarán haciendo. Se trata de publicar transparencia y a la vez buscar una continua mejora. Para ello hay estándares de trabajo (TCFD) o de medición (GRI, SASB) que permiten facilitar la vida de estas empresas.
Esta tendencia ha llegado para quedarse y habrá más prima para los que “están en el lado bueno”, pero también para los que no estándolo por cuestiones industriales, son capaces de redefinir su aproximación para hacerlo cada vez mejor. En este sentido es interesante acompañar a las empresas en su transición y esto los inversores lo podemos hacer.
/ ¿Por qué creéis que están en alza este tipo de inversiones socialmente responsables?
R. T.: Hay varios hitos en este “acompañamiento del mercado”. Los factores ESG no son nuevos y nacen mucho antes del acuerdo de París, pero el “mainstream” llegó no hace tanto. Estamos hablando de algunas de las mayores palancas de inversión del planeta, las gestoras de todo el mundo están movilizando sus ahorros contemplando estos criterios, las casas de análisis están haciendo un gran trabajo de integración y, es raro el día en el que no hay una conferencia en la que se habla mayoritariamente de estos temas.
/ ¿Cómo ha impactado el COVID-19 en la ESG durante estos meses?
D. T.: Al principio hubo cierta sensación de parón, pero duró poco. Tras el primer impacto, las compañías más resilientes fueron las que mejor gestionan la ESG. Se observó una dinámica que conocíamos, como es el hecho de que estas empresas, tienen cadenas de abastecimientos más estables, tecnológicamente están mejor preparadas, sus balances suelen estar mejor saneados y el talento de su fuerza laboral supone un plus en momentos como estos. Además desde el punto de vista ambiental, lo que podría suponer un freno, no lo será tanto, ya que los planes de reconstrucción difícilmente obviarán una salida verde y sostenible.
/ ¿La S del acrónimo ha ganado una relevancia que quizás en años anteriores no estaba tan clara?
F. H.: Sin duda. Era hasta cierto punto la letra menos observada de las tres, ya que a veces es donde encontramos unos datos menos depurados y menos cuantificables. Pero en esta pandemia, el movimiento hacia un menor mimo hacia el accionista en comparación a grupos como los empleados, proveedores o clientes (stakeholders) supone una auténtica novedad. No se trata de no primar a quien pone el dinero, pero no a cualquier precio y más aún si hay ayudas de por medio. El camino hacia unas empresas más ligadas a la comunidad ha comenzado.
/ Está claro que los inversores institucionales son conscientes de la importancia de la inversión ESG, pero ¿cómo se están comportando los inversores individuales?
R. T.: Como tantas cosas en la vida la educación y el aprendizaje lo es todo. Todavía tienes que poner énfasis en demostrar que ESG nada tiene que ver con retorno. Se trata de una cadena más de análisis que además reduce riesgos y aporta oportunidades. Hay que saber explicarles a los clientes que ellos deben demandarlo. Y para conseguir esto se necesita meterlo en la evaluación ex ante, a través de los test mifid. Porque un cliente al que le explicas qué implica ESG, jamás renuncia a ello. Pero lamentablemente sigue siendo un tema poco debatido en las reuniones. No cabe duda de que cambiará.
/ Parte del enfoque del fondo se basa en la estrategia Best in Class, ¿qué compañías destacaríais como apuestas claras de inversión?
D. T.: El fondo ha ido evolucionando de compañías que ya son Best In Class a otras que caminan en una senda correcta, pero también las llamadas «solucionadoras», es decir, generar grandes oportunidades es la gestión ESG. En el primer grupo destacar a Microsoft, una compañía que será negativa en carbono en 2030 y que se distingue por incidir en toda su cadena de valor, para ayudar a proveedores a cumplir estos estándares. Junto a ello, se trata de un empresa que tiene unos sistemas de cuidado de datos ejemplares.
En el segundo grupo destaca Stora Enso. Actualmente todavía con deberes que hacer en uso de agua, de emisiones y con algunos problemas con su fuerza laboral que incluso los ha llevado a la huelga. Sin embargo, nos consta que la compañía es ambiciosa en todos estos temas y que con la separación de su división de bosques se muestra como una clara opción no sólo para reducir emisiones, sino incluso para anularlas en un futuro próximo.
Del último grupo destaco Corbion. Empresa química ligada al sector de alimentación, con una serie de proyectos en marcha como una JV con Total para fabricar en masa PLA que es un componente que permite realizar plásticos con biocomponentes, como alternativos al uso de fósiles.
/ ¿Cómo creéis que afectan los criterios de ESG al capital humano de una empresa?
F. H.: Una empresa que no cuida de sus empleados, probablemente acabe teniendo problemas. Esto ya no se discute. Índices de rotación altos, especialmente en puestos sensibles técnicamente hablando suele ser un indicio de que algo va mal. Pero va más allá: formación, prevención de accidentes, salud (y más tras la aparición del Covid) suponen desafíos que las empresas no pueden delegar. Un empleado con talento, que observa que la empresa cumple en los malos momentos, es un empleado más productivo a largo plazo.
/ ¿Qué papel juega el fondo GSI de Andbank con la Fundación Cris Cáncer?
R. T.: Para nosotros CRIS siempre ha sido nuestro brazo externo para generar un impacto positivo en la sociedad. De nada valdría, si los activos que tenemos en cartera no se gestionaran intentando que ese impacto, por lo que remarcamos que no se trata de una donación al uso. Pero CRIS está en la línea de lo que queremos hacer: sembrar para que lo que recojamos en el futuro beneficie a todos. La buena noticia en torno a las finanzas es que se ha acabado la inversión de suma cero. Estamos en el proceso de Todos Ganan.