Continuamos con esta serie de artículos en los que analizamos en qué ha cambiado la gestión de patrimonios desde que comenzó el siglo XXI hasta hoy. Hemos visto ya cómo ha evolucionado el trabajo de los gestores de activos y de los especialistas en cumplimiento normativo. Hoy conocemos la evolución del banquero privado charlando con Anselmo Gonzalo, director de banqueros en Andbank España
La función originaria del banquero privado no ha cambiado en estos últimos 20 años: ser la persona de confianza de alguien que necesita orientación para invertir su dinero. «Lo que sí ha cambiado es todo lo que tenemos alrededor y que influye en nuestro modus operandi» afirma Anselmo, que lleva más de 35 años dedicado a banca privada y gestión de patrimonios: «Yo tengo clientes a los que oriento en sus inversiones desde hace 30 años y la mayor evolución que he vivido y que se ha convertido en ventaja, es la implantación tecnológica importantísima que tenemos hoy en día. Hace treinta años todo era manual y eso dilataba en el tiempo cualquier proceso que hoy se hace en apenas unos segundos. Ahora mismo no se concibe un proyecto financiero si no tiene un soporte tecnológico muy importante detrás. Nos ha dado agilidad y calidad».
Una evolución que alcanza también a las opciones de inversión: «la oferta de producto que tenemos en este momento es amplísima. En los 90 la negociación que hacíamos en los corros de la Plaza de la Lealtad era muy limitada y pequeña, en cualquier sesión tenias 10.000 millones de pesetas que ahora son 60 millones de euros. Hoy el tamaño y los volúmenes que se mueven son impresionantes con respecto a entonces y también la oferta de producto. Actualmente el banquero privado no se limita a orientar en renta variable y renta fija como hace 20 años y con una proyección mas clásica, ahora los fondos tienen una parte muy importante en lo que es nuestra orientación de la inversión, los ETF están entrando fuerte en España, las inversiones alternativas, los fondos de capital riesgo, etc».
Pero hay algo que, en su opinión, no ha cambiado: «la relación banquero/cliente sigue siendo prácticamente la misma, nuestro contacto personal es el elemento diferencial, tú puedes tener mucho patrimonio y disponer tanta información como tenemos nosotros, pero muchas veces buscas ese calor personal de contrastar tu opinión con un profesional, tener un punto de vista cualificado y avalado por años de experiencia«.
Y en estos veinte años desde comienzo del siglo XXI se han ido configurando nuevos públicos inversores: «hay un mundo emergente de clientes jóvenes, tecnológicos y con altos patrimonios. Es por ello por lo que el banquero tiene que tener una oferta tremendamente amplia también para gente emergente patrimonialmente hablando, inversores que vienen buscando otras cosas y hay que darles respuesta«.
La crisis de 2008 ha dejado en primer plano de importancia la valoración de riesgos, como explica Anselmo: «Al que tiene un patrimonio hay que decirle que tiene que asumir más riesgo para tener rentabilidad, y que la rentabilidad está sujeta a alta volatilidad. Las crisis nos obligan a poner la máxima atención en este aspecto. Invertimos mucho tiempo en que el cliente sea consciente de los riesgos que asume con sus inversiones».
Algo en lo que también influye la mayor cultura financiera del inversor: «hemos ido educando al cliente, ha cambiado la cultura del inversor que ahora tiene mas formación técnica, están mas habituados a valorar y conocer la incidencia de fenómenos económicos y políticos. En la gran oferta de producto nuevo se ha hecho un gran esfuerzo de transmitir y divulgar lo que se esta haciendo y también MiFID II refuerza la transparencia y obligación de que el cliente conozca perfectamente bien donde esta invirtiendo y los riesgos que esta corriendo«.