He estado revisando cuidadosamente los últimos acontecimientos en Asia, con la ayuda de mis fuentes locales, por supuesto. Debo decir que se están desplegando fuerzas que, de acuerdo con mis colegas, podrían dar pie al desarrollo de un escenario tan brillante como emocionante en la región.

El 29 de junio se puso en marcha lo que el ministro de finanzas chino llamó “un win-win para Asia”. El Banco de Inversiones para Infraestructuras Asiático (AIIB), con el objetivo de promover la conectividad y el desarrollo común en toda de Asia. Ya he hablado de esto con ustedes en foros anteriores. Sin embargo, lo que probablemente aún no sepan es que con el lanzamiento de este banco regional (con 100 mil millones de dólares de capital) y el Fondo Silk Road (con 40 mil millones de dólares), China está luchando con Japón por la influencia regional en una batalla que se libra a través de asistencia financiera (inversión) para los países de la región. Efectivamente. Japón continúa siendo el donante más generoso en Asia; mecanismo para mantener su influencia regional, pero China está creciendo rápidamente en sus contribuciones. ¿Por qué es positivo para la región? Miren un ejemplo. Ahora que China está preparando su iniciativa «One Belt One Road» (OBOR) para continuar con su creciente influencia internacional y vincular la prosperidad de la región a su ascenso, Japón acaba de responder bombeando aún más financiación. Abe ha anunciado que Japón proporcionaría la friolera de 110 mil millones de dólares en cinco años para proyectos de infraestructura de «alta calidad» en Asia. Sin duda, una respuesta aguda al establecimiento de la AIIB. La mitad de los fondos se desembolsarán bilateralmente, y la otra mitad en colaboración con el Banco Asiático de Desarrollo o ADB.

Un ejemplo de los beneficios de esta «batalla de financiación por la influencia regional» puede verse en Camboya. Mis colaboradores me han detallado con extrema precisión cómo se desarrollan las inversiones. Hay, por ejemplo, dos puentes gemelos que se elevan sobre el río Mekong en la capital. Hubo un primer puente (un regalo de Japón en 1966), pero una estructura paralela se inauguró el año pasado, construida y financiada por China. En respuesta a esto, otro puente aún más espectacular (Neak Loeung) se abrió en Abril, 60 kilómetros río abajo de la capital, que fue construido y financiado por Japón, con el apoyo del ADB. Me cuentan que este puente elimina los trayectos en ferry y que se habían convertido en un auténtico cuello de botella para los vehículos. En días de gran afluencia, los vehículos tenían que hacer una cola de hasta siete horas. Este gran puente se considera un eslabón vital en la construcción de un «corredor económico del sur» entre Tailandia y Vietnam. Pues bien. Estas magníficas infraestructuras son solo algunos ejemplos de cómo la «batalla de la financiación» entre Japón y China está beneficiando a uno de los países más pobres de la región.

Otro ejemplo de la “lucha por las inversiones” se puede encontrar en Vietnam, donde la firma China Railway Group está construyendo parte de la nueva red ferroviaria urbana de Hanói. Como era de esperar, Japón ha respondido construyendo (y financiado) la nueva terminal del aeropuerto, valorada en 1.000 millones de dólares y conectada con la ciudad por una autopista de seis carriles y un puente 9 kilómetros sobre el río Rojo.

¿Son las expectativas de inversión lo suficientemente grandes como para justificar el optimismo a nivel regional? Sí. En 2011-13, Japón invirtió 56 mil millones de usd en los países de la ASEAN. Las inversiones de la UE fueron de 75 mil millones (en su mayoría privadas). Las inversiones de China fueron de 22 mil millones de usd. Ya en 2014, el Banco Mundial prestó 51 mil millones de usd a los países en desarrollo, mientras que el Banco Asiático de Desarrollo (patrocinado por Japón) prestó 10 mil millones. Durante la próxima década Beijing tiene por objetivo extender su influencia a través de su iniciativa OBOR. Mis fuentes evalúan que, además del dinero en efectivo proveniente del AIIB y del Fondo Silk Road (con una capacidad combinada de unos 150 mil millones de usd) la mayor parte de los fondos provendrán de los grandes “bancos políticos” de China, que tienen una capacidad de préstamo mucho más alto que la del Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo combinados.

¿Porqué los analistas consultados se sienten optimistas sobre la probable salto en la inversión regional, y por lo tanto, en la actividad? Asia es la región del mundo en donde es más interesante comprar influencia. Más interesante aún, el Banco Asiático de Desarrollo estima que Asia necesita invertir cerca de 800 mil millones de usd en infraestructura cada año hasta 2020. Eso asegura que no habrá escasez de demanda de financiación China. En otras palabras. La financiación estará, y la influencia, también.

Los líderes regionales están “deseosos” de pedir prestado dinero barato. «Necesitamos dinero para financiar las infraestructuras necesarias y mejorar nuestra conectividad», dijo el ministro de Comercio de Camboya. Uno de los asesores políticos de este país lo dijo aún de forma más explícita. El Dr. Siphana, quien dirigió las negociaciones para la adhesión de Camboya a la OMC, les dijo a mis fuentes. «El dinero viene en su mayoría de China y Japón. El resto de fuentes -Banco Mundial, ONU- son una broma».

En éste toma y daca entre China y Japón por ver quién da mas financiación y quién retiene mas influencia en la región, Asia es (y será) el gran beneficiado. ¿El resultado? A tenor de las iniciativas mas recientes, es probable que Asia se encuentre al borde de un auge sin precedentes en la inversión en infraestructuras. Esto debería suponer un buen telón de fondo para los mercados financieros de la región.

Cordiales saludos,

Álex Fusté

Economista Jefe de Andbank

@AlexfusteAlex