Elevada incertidumbre. Más allá de que Trump haya remontado en las apuestas, y de que acumule una ligera ventaja en los estados “clave”, las diferencias son estrechas y estadísticamente poco significativas. Harris podría ganar el voto popular, como también lo hizo Hillary Clinton, pero lo importante son los colegios electorales y ahí Trump parece llevar la delantera.
Tres ejes configuran las claves económicas: aranceles-inmigración-política fiscal. Y con implicaciones por activos que no son desdeñables, pero con un calendario para la implementación de los programas políticos que, incluso en los casos más extremos (control de las cámaras de un partido), no es inmediato. 2025 podría ser año para desplegar las medidas arancelarias, pero no sería hasta 2026 cuando buena parte del programa fiscal se llevaría a la práctica.
¿Elecciones como “meta volante”? Tradicionalmente así ha sido, con comportamiento positivo de la renta variable tras las mismas con independencia del partido ganador. Las excepciones las encontramos en 2000 y 2008, con caídas por razones exógenas. Macro, beneficios empresariales, políticas monetarias…tradicionales directores de los índices.