Dicen que el FMI ha prestado a Grecia lo que nunca prestó a ningún otro país. Pero es el BCE el gran portador de activos griegos, por lo que, en caso de default eso va a afectar a su base de capital, lo que suscita una serie de preguntas. ¿Deberá el BCE ampliar su capital? o por el contrario ¿Puede operar con capital negativo? Recordar que el capital del BCE pertenece a los bancos centrales de la Eurozona, y que una recapitalización requiere que los Estados miembros procuren ese capital. No, yo tampoco imagino al Bundesbank (ni a ningún otro Banco Central) entusiasmado por el golpe recibido en sus préstamos Target 2 atribuidos a Grecia, y exigiendo al Estado que cubra esa nueva necesidad de capital.
Respondiendo a la segunda pregunta, y por extraño que les parezca, un banco central sí puede operar con capital negativo. En 1982, en plena propagación de la crisis de la deuda por toda América Latina, el Gobierno chileno lanzó una masiva operación de rescate a la banca través del Banco Central de Chile (BCC), levantando capital a través de deuda subordinada (emitida por el propio BCC) y usando esos fondos para intervenir los bancos mas importantes. La intervención evitó el colapso, pero el coste fue grande. Con unas reservas internacionales en moneda extranjera ofreciendo un retorno sustancialmente menor al interés que el BCC pagaba por sus pasivos en moneda nacional, el resultado fue un deterioro de su balance, que lo tuvo operando con capital negativo desde 1982 hasta 2012. La lección que deja la experiencia de Chile en esta materia, se conducir la política monetaria en condiciones de capital negativo es posible, pero sólo si se hace en un entorno de instituciones sanas y de fortaleza fiscal (para mantener barato el coste de pasivo). No me malinterpreten; operar con capital negativo no es lo ideal ni lo deseable, pero tampoco es causa de alarma inmediata. Oirán estos días a los agoreros hablar sobre un agujero en el capital del BCE, o la necesidad de recapitalizar. No se me asusten de antemano. Si bien es cierto, la recapitalización deberá hacerse tarde o temprano. Y eso será costoso.
Por otro lado, tenemos las otras instituciones y programas de préstamo en Europa. (EFSF, ESM, etc). Estas instituciones, que tienen hoy las mejores calificaciones crediticias, emiten bonos a tipos baratos y han prestado gran parte del dinero a Grecia, por lo que, desafortunadamente, sus activos están “aparcados” en papel griego. ¿Significa eso que si el EFSF sufre quitas por Grecia, los bonistas demandarán al EFSF contra los propietarios del capital? (los Estados). No. El concepto de garantía implícita no se activa mientras estas instituciones tengan acceso a los mercados de deuda. Sin embargo, las agencias de rating tomarán muy buena nota de la situación, exigiendo a estos fondos nuevas aportaciones por parte de los Estados si quieren mantener su rating. Eso es más dinero de los ciudadanos.
Y por último, y hablando de Estados. La pregunta que cabe hacerse es: ¿qué pasará con los países que han prestado a Grecia y que han computado eso como un activo (no contemplado en déficit ni en deuda)? Pues que habrá un salto en estos ratios. Las agencias de rating volverán a tomar nota y para mantener el rating a los países exigirán un aumento de los ingresos fiscales o recortes adicionales de los gastos. Nuevo esfuerzo de los ciudadanos.
Todo esto me hace reflexionar sobre lo que pasaría si un par de países de la periferia se sumaran a Grecia en sus pretensiones. Llego a la conclusión de que si el euro quiere tener alguna posibilidad, ésta pasa por eliminar dicho escenario. ¿Cómo? No lo sé. ¿Con disciplina, quizás? Se habla de si es justo o no lo que se está haciendo con Grecia. Miren, tampoco lo sé. Pero sí sé que también es justo que se hable abiertamente del coste que deben afrontar los ciudadanos del resto de Europa. Hasta hoy sólo he escuchado el coste en términos de quita, pero … nadie habla de los recortes adicionales que deberán hacer los Estados para recuperar su rating, o de las nuevas aportaciones a los fondos europeos para recuperar su calificación y poder operar a costes de funding aceptables.
Un buen padre de familia (que es un arquetipo o modelo de conducta utilizado en derecho) nunca haría un uso poco diligente de los recursos de su familia. Esa diligencia consiste precisamente en exigir garantías de que los recursos serán devueltos sin perjuicio para su familia. En el caso que nos trae, los Gobiernos de la Eurozona deben emplearse diligentemente. Yo no prestaría otros 50.000 millones a un joven político que no muestre un plan de crecimiento y que éste venga acompañado con un austero programa de gestión. Yo no prestaría otros 50.000 millones a un joven político cuyo ideal es que todo el mundo tenga acceso a la misma cantidad de riqueza, pues el Estado ideal no es aquel en que cada uno tiene acceso a la misma cantidad de riqueza, sino en proporción a su contribución a la riqueza general. Sin eso, no habría progreso. Claro y cristalino. Yo no prestaría dinero a Grecia en los términos que exigen. Yo no prestaría dinero a Grecia hoy. No estaría siendo diligente. Y creo que Europa tampoco lo hará. Por lo que, si Tsipras quiere recibir nuevos fondos, será necesario que reniegue y acepte la condicionalidad. ¿Imposible? Todo es posible.
Álex Fusté
Economista Jefe de Andbank