Últimos compases de un 2024 extraordinario en lo financiero, con retornos positivos en la práctica totalidad de las clases de activos. Año que, como viene siendo tradición, se despide entre reuniones de los bancos centrales. Primero el BCE, acompañando su reciente bajada de tipos con un mensaje navideño de que los recortes continuarán en 2025, especialmente en la primera parte del año, amparados en unas previsiones de inflación donde el objetivo del 2% parece a la vista.
Diferente es la situación de la FED, para la que también se descuentan tipos más bajos, pero con menor necesidad de políticas monetarias expansivas que en la eurozona Y es que la economía americana sigue mostrando mayor solidez en la actividad y una más lenta evolución de la desinflación. BCE que baja tipos porque “debe”, FED que lo hace porque “puede”, de ahí la linealidad en los recortes del primero (el “modo casi automático”), y la gradualidad (y opcionalidad) del segundo. 2025 sería año de bajadas de tipos, desde Estados Unidos a Europa (Reino Unido incluido), pasando por China. La excepción volveríamos a encontrarla en Japón, donde las subidas serán la norma, con más cuidado tras el episodio de volatilidad vivido en agosto. Mucho es lo ya cotizado en mercado, tipos por debajo del 2% en la Eurozona, tres-cuatro bajadas por parte de la FED… Detrás de las respuestas monetarias, las previsiones macro de las diferentes zonas económicas. 2024 acaba siendo un año de más crecimiento de lo esperado en Estados Unidos, menos en China y de acercamiento de la inflación hacia los objetivos de los bancos centrales. 2025 nace con expectativas relativamente halagüeñas, aunque con una dosis elevada de incertidumbre por la llegada de Trump y las medidas que acabe implementando.
A la espera de anuncios, la actividad mejoraría en Europa (PIB > +1%), se mantendría el dinamismo americano (PIB: +2%) mientras que los crecimientos en China continuarían siendo moderados (< +5%). En cuanto a la inflación, los precios parecen controlados, con mayor resistencia en la subyacente, pero con expectativas de que la presión salarial iría reduciéndose y seguiría así la senda deflacionista. Actividad y precios positivos y moderados, un escenario favorable, a confirmar. Mirada mundial que en 2025 seguirá puesta en la política, particularmente americana, pero también europea, con elecciones en Alemania y riesgos en Francia. Sobre la nueva Administración Trump, el consenso sigue esperando que la aplicación de sus políticas sea más pragmática que contundente.
Los aranceles son el tema que más preocupa, y para los que la aproximación maximalista bien podría ser un punto de partida, una herramienta de negociación. Pero también sus políticas fiscales, con dudas sobre la sostenibilidad fiscal americana que pudieran trasladarse a los mercados de deuda.
Sobre Alemania, una de las claves postelectorales es la revisión del freno de deuda. El país viene aquejado de problemas varios, entre ellos la insuficiente inversión (infraestructuras, defensa…) y cuenta con margen fiscal para poder gastar más. Veremos si hay consenso suficiente para suavizar este mecanismo de control.
Algunos puntos del programa de CDU/CSU, que lideran las encuestas, recuerdan a las grandes líneas de lo que en Estados Unidos se ha elegido: estímulo fiscal, menores trabas regulatorias…
En cuanto a Francia, cuatro Primeros Ministros en un año son un triste reflejo de la falta de cohesión social en un momento delicado para las cuentas públicas. El escenario sigue muy abierto, sin que sea descartable totalmente la convocatoria de elecciones anticipadas a partir de verano de 2025.
El “catálogo” de riesgos-oportunidades no acaba en Trump. ¿Dónde podemos encontrar otros factores de inestabilidad?
- … en un consumo que no acabe de llegar en Europa y que lastre las expectativas de lenta recuperación.
- … en las represalias comerciales ante aranceles americanos elevados, que lleve a un aumento de la inflación generalizado.
- … en la ausencia de respuesta alguna ante los problemas estructurales europeos.
- … en valoraciones exigentes que no se vean respaldadas por beneficios acordes en algunos sectores/valores que han liderado los mercados.
- … también podríamos tener sorpresas favorables desde menores tensiones geopolíticas (Ucrania-Rusia, Oriente Medio,…), en el mayor estímulo desde China, o una mayor cohesión europea.
En este entorno, ¿dónde están las oportunidades en los mercados financieros? Comenzando por la renta fija, todas las categorías comparten el apoyo de las bajadas de tipos de interés y los elevados cupones. La incógnita podría estar en los plazos más largos, en los que las políticas fiscales seguidas, especialmente por Trump, serán clave. Si por el lado corporativo le sumamos la solidez de los balances empresariales y el bajo riesgo de quiebra, cabe esperar retornos positivos en renta fija en agregado en 2025.
Cuando hablamos de renta variable, unas expectativas de un +12% de subida de beneficios para el año a nivel mundial, siguen siendo catalizador para pensar en niveles más altos en los índices. Advertimos más recorrido para la bolsa americana que para la europea, por el saldo favorable en términos de previsiones de beneficios y productividad, o la mayor exposición a sectores que participan en tendencias de largo plazo. Empresas americanas de pequeña y mediana capitalización que podrían disfrutar de un momento más favorable, favorecidas por el ciclo de recortes de tipos y bajo el paraguas de una Administración más proteccionista.
Seguimos sobreponderando Japón con divisa cubierta y mantenemos la visión positiva sobre el resto de Asia excluyendo China. Persisten los lastres para el gigante asiático desde la debilidad de la demanda doméstica, los riesgos comerciales/arancelarios, y la salida de flujos internacionales.
En entornos del 1,05 vemos bien valorado al eurodólar de corto plazo, aunque la divisa americana cuenta estructuralmente con apoyos para una mayor apreciación.
Aprovechamos este último comentario del año para hacerles llegar nuestros mejores deseos de cara a esta Navidad así como un próspero 2025.