Hoy contamos en nuestra serie de análisis sobre gestión de patrimonios en el siglo XXI, con la opinión de Inés del Molino, directora de cuentas en Schroders, que nos aporta la visión de una profesional que lleva más de una década inmersa en el mundo financiero.
¿Qué ha cambiado en la gestión de patrimonios desde principios del siglo XXI?
Schroders aterrizó en España en 1998 con lo que hemos sido testigos y actores de los cambios que se han producido en la industria. Fundados en 1804 ya son varios los cambios a los que nos hemos ido adaptando como gestora y hemos trabajado para proporcionar las distintas soluciones de inversión en cada momento y para cada mercado. En estos últimos 20 años hemos experimentado una revolución en el mundo de la inversión marcada principalmente por la tecnología y por la regulación. La primera nos ha permitido trabajar y gestionar las oportunidades y los riesgos de una forma más eficiente a la vez que ha puesto al alcance de los inversores un amplísimo abanico de oportunidades de inversión. La regulación ha ido marcando los pasos para que la trasparencia sea el denominador común para que los inversores conozcan al detalle qué están comprando y los costes que conlleva. Además, la normativa se ha orientado a delimitar las funciones del asesoramiento con el objetivo de que el inversor pueda recibir el consejo más ajustado a su perfil, horizonte temporal y necesidades.
¿Cómo describirías al inversor español: pesimista, moderado, etc.? ¿Qué le preocupa?
El perfil del inversor español es, en general, más bien moderado. Lo que sí hemos observado en el Estudio Global de Inversión, que encuesta cada año a 22.000 inversores de todo el mundo (1.000 en España), es que aquellos inversores que tienen más conocimientos financieros asumen más riesgo a la hora de distribuir sus inversiones. También diversifican más, un factor fundamental cuando hablamos de inversión.
Además, no hay que olvidar que los inversores y, en general, todos y cada uno de nosotros, somos seres emocionales, no racionales. Por eso, desde Schroders llevamos varios años estudiando el comportamiento de los inversores para intentar comprender el porqué de determinadas conductas que no siempre favorecen nuestras inversiones. Los resultados de los tests que realizamos han demostrado que, en general, los españoles a la hora de tomar decisiones de inversión somos precavidos y hacemos todo lo posible por informarnos. Tenemos tendencia a la ansiedad y gran aversión a las pérdidas y a la ambigüedad. Además, a menudo preferimos seguir los pasos de los demás en vez de tomar decisiones solos.
En cuanto a sus preocupaciones, si bien es cierto que hace unos meses veíamos que los inversores estaban muy preocupados por la guerra comercial, parece que en 2019 ha cobrado protagonismo el entorno de bajo crecimiento en el que nos movemos y los riesgos políticos.
¿Han evolucionado en estos 20 años las necesidades vitales del cliente? Generar un patrimonio para sus hijos, formación de sus hijos, herencias…
Poco a poco comienza a ser algo más frecuente la visión largoplacista a la hora de tomar las decisiones de inversión. No obstante, esos escasos largos plazos suelen esfumarse en el primer revés del mercado. Las estrategias diseñadas para repartir rentas periódicas podrían servir para mantener las inversiones al mismo tiempo que se reciben ingresos con una frecuencia prestablecida. En cualquier caso, estar acompañados por la figura de un asesor profesional suele ayudar a que las inversiones se mantengan en el tiempo algo más.
¿Ha evolucionado la percepción del cliente de que tiene que pagar por un buen asesoramiento o queda por hacer en ese sentido?
En los últimos años hemos visto un interés cada vez mayor por parte de los españoles de recibir asesoramiento de un profesional de inversión (sobre todo las generaciones más jóvenes). Y, en nuestra opinión, esto no hará más que incrementar. Creemos que en los próximos 10 años el entorno de las inversiones va a ser significativamente distinto al vivido durante los últimos 10 años: crecimientos económicos más tenues, entorno de tipos de interés bajos, envejecimiento de la población en los países desarrollados, etcétera. Todo esto, creemos que hará mucho más difícil encontrar fuentes que generen rentabilidades positivas, y que, como consecuencia, la labor del asesor sea fundamental a la hora de tomar decisiones financieras.
¿Hay más cultura financiera, has notado que en estos años el inversor particular se preocupe más por estar informado, haga preguntas de mayor calado, conozca más en profundidad los productos de las entidades?
Es cierto que los inversores demandan cada vez más información. Y, en este sentido, la tecnología ha sido de gran ayuda ya que ha acercado la información a los inversores en tan solo un click. Sin embargo, al igual que no nos sacamos una muela por ver un tutorial en internet, creemos que los inversores, aunque cada vez dispongan de más información, siempre deberían tomar las decisiones de inversión acompañados por un asesor profesional.
¿Se puede decir que estos 20 años hayan sido el de la llegada masiva del inversor particular a los fondos de inversión, de la ‘democratización’ de los fondos?
Sí, creemos que durante las últimas dos décadas los fondos de inversión han captado la atención de los inversores particulares. Y esto ha sido así porque estos han ido conociendo sus características. Así, hemos conseguido acercar activos, regiones y estrategias a los inversores a través de un producto líquido, gestionado por profesionales y fiscalmente eficiente ya que no se tributa por las plusvalías si se realizan traspasos entre fondos traspasables (es decir, con más de 100 partícipes en el caso de los fondos españoles y con más de 500 partícipes en el caso de los fondos internacionales).
Si quieres conocer la opinión de otros profesionales sobre este tema, aquí tienes otros posts de la serie:
https://www.andbank.es/observatoriodelinversor/gestion-de-patrimonios-siglo-xxi/