Esta semana se celebran elecciones al Parlamento Europeo. Entre el 23 y el 26 de mayo los ciudadanos europeos podrán elegir a sus representantes en el Parlamento. Como apunta la propia institución en su web «Votando, usted puede decidir qué tipo de Europa tendremos en los próximos años. Las elecciones europeas de mayo de 2019 tendrán un impacto directo en su vida. Decidirán cómo actuará Europa en los próximos años en relación con sus preocupaciones en materia de empleo, empresas, seguridad, migración y cambio climático». Estas elecciones se celebran en un contexto especialmente sensible por dos razones: el auge de los partidos populistas y euroescépticos en numerosos países de la Unión Europea (UE), y el largo proceso de Brexit, o salida de Reino Unido de la UE, que no ha podido concluirse a tiempo para que los británicos no tuviesen que participar en los comicios de una Europa que quieren abandonar.
Los sondeos realizados ofrecen una lectura: la de un Parlamento fragmentado donde hay que estar atentos al peso de los partidos euroescépticos, que a priori podrían acumular en torno a un 30%/35% de los votos. ¿Es un ‘riesgo de cola’ para los mercados? Creemos que no: pese a la mayor representación anti-sistema, lo heterogéneo de los partidos complica su viabilidad como alternativa. Eso sí, de estas elecciones pueden salir implicaciones importantes más inmediatas en política nacional, por ejemplo, para Italia y Salvini, ¿elecciones anticipadas? o para Alemania y la alianza CDU/CSU-SPD. El diferencial italiano ha venido cotizando el mensaje más rupturista de Salvini para irse a máximos anuales: negativa retórica pre-electoral, que de continuar podría encontrarse tras las elecciones con una Comisión Europea más crítica con Italia, con mayor ampliación de la prima de riesgo y/o volatilidad.