La renta fija ha recibido flujos constantes durante el año, y particularmente intensos en la pandemia, aunque el ritmo parece desacelerarse e incluso se registran salidas recientes en High Yield. Repasamos algunos argumentos:
- Apoyo desde los bancos centrales: continuado y con algunas entidades “explorando” nuevos instrumentos de política monetaria como el control de la curva, tal y como reflejaban las Actas de la FED.
- Inflación, gran enemiga de la renta fija, no hace acto de presencia en las lecturas de IPC o en las declaraciones de los banqueros centrales, aunque en EE UU las
expectativas de inflación sí han empezado a repuntar y también los flujos de entrada en bonos ligados a la inflación. - Mejora desde las revisiones de rating, desacelerando las revisiones a la baja y surgiendo algunas al alza: la publicación de resultados será un “baño de realidad” para confirmar las dinámicas y expectativas de flujos/deuda. Y también para ir ganando en visibilidad, ya que la dispersión en las estimaciones de quiebras sigue siendo elevada.
- La mejora en algunos segmentos ha sido especialmente intensa, como en el caso del Grado de Inversión americano, lo que invita a cierta cautela de forma táctica
De cara al verano, seguimos viendo valor particularmente en crédito europeo y periféricos, ambos muy soportados por el BCE y las expectativas del Fondo de Recuperación. Infraponderamos los bonos gubernamentales refugio a largo plazo, prefiriendo duraciones intermedias.