Uno de los peores sectores del año en renta variable está siendo el de automoción por tener que hacer frente a unos estándares de emisiones más estrictos, a una regulación más restrictiva contra el diésel y con una innovación de producto determinante en su evolución. Se trata de un sector muy afectado por el cambio climático, ya que es el responsable de entre el 20% y el 30% de las emisiones. Todo esto hace que la valoración comience a ser atractiva, acercándose a los niveles vistos en 2012 en un sector que acusa la incertidumbre comercial y el momento del ciclo, con un crecimiento en ventas esperado a 12 meses nulo, pero que es más eficiente con márgenes EBIT del 8%. A pesar de estos niveles de valoración, el momentum de beneficios no acompaña y la incertidumbre relativa a la tensión comercial entre EEUU y China siguen pesando sobre el sectorial.
Es un sector en plena transformación, con nuevos competidores, como China y Silicon Valley, que amenazan el statu quo de los fabricantes tradicionales, Cambio climático, crecimiento de la población y desarrollo de las ciudades son las grandes tendencias macro que afectan al sector. Vamos hacía un sector más robotizado en el proceso de fabricación, con los coches eléctricos y autónomos en la ecuación de futuro y la I+D como proxy de la capacidad de innovación. En el ámbito social, la gestión de los Recursos Humanos es crítica en el devenir de las compañías. Seguridad y calidad del producto serán determinantes si la industria se dirige al mundo eléctrico y, en el ámbito del Gobierno corporativo, el caso Renault pone en cuestión las prácticas de participaciones accionariales cruzadas.
Es momento, por tanto, de afrontar los resultados del primer trimestre con un perfil defensivo. Previo a resultados, Michelin sería la opción más clara en estos momentos.