La semana pasada nos ha dejado muchos datos para el optimismo y así lo han recogido los mercados.
En Europa, las encuestas ponen de manifiesto el optimismo de la zona euro con un IFO alemán que cae en julio tras el resultado del Brexit pero menos de lo esperado y el optimismo de los empresarios a futuro se mantiene e incluso supera los niveles actuales. Además, la confianza de los consumidores en Europa muestra que el impacto del Brexit dentro de la zona euro no está suponiendo un gran cambio en el optimismo de los consumidores.
También desde Estados Unidos nos llegó una semana intensa semana macro que corrobora las dudas sobre si la subida de tipos será en septiembre o, con mas probabilidad, en alguna de las siguientes reuniones.
Por su parte, el Banco Central Japonés amplía su programa de flexibilización para acabar con el déficit deflacionario pero no tanto como se esperaba y destaca unas peores estimaciones de crecimiento. Entre las medidas para mejorar los flujos de crédito, mantiene tipos en el 0,1% y la base monetaria en 80 billones de yenes anuales; incrementa el ritmo anual de compra de ETF desde los 3,3 billones de yenes hasta los 6 billones de yenes, medida que ayudará a la renta variable pero que supone poco importe frente al total del mercado; y dobla el volumen de su programa de préstamos en dólares para empresas japonesas en el exterior.
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